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  Águila Perdicera
 

Águila Perdicera





Ficha del Águila Perdicera

Talla: 67 cm – 74 cm

Envergadura: 1m 50 – 1m 80

Peso: 1.5 Kg. – 2 Kg.

El Águila Perdicera es un águila de corte medio, con alas más bien anchas, cortas y redondeadas. Su cola, larga y proporcionada, presenta una banda ancha subterminal. Su silueta en vuelo puede confundirnos y nos puede parecer un Halcón abejero. Su plumaje dorsal es marrón oscuro adornado. Entre los hombros vemos una mancha pálida que aumenta de tamaño con la edad. Las partes inferiores blancas, están moteadas con toques marrones, contrastando con las alas oscuras.

El pico del Águila Perdicera es gris azulado, sus patas son amarillas y el iris toma tintes que van desde el amarillo vivo al marrón oscuro según los individuos. Los individuos jóvenes se distinguen de los adultos por sus alas más finas y su cola más corta pero sobre todo por su cara inferior, que es marrón-rojiza. El plumaje adulto se adquiere hacia la edad de 3-4 años.

Su régimen alimentario es bastante diverso y varía según los recursos de la zona y la época. Por ejemplo, en período de reproducción la mayoría de las presas de las que se alimenta el Águila Perdicera son mamíferos (conejos de monte), mientras que el resto del año, su dieta suele ser mayoritariamente de pájaros (perdiz roja, principalmente). Su técnica de caza es la siguiente: Normalmente, captura a los pájaros cuando despegan, aunque también puede cazar a sus presas persiguiéndolas durante una distancia larga entre matorrales y árboles. También puede llegar a cazar al acecho.

Fotos de Águilas Perdiceras

Las Águilas Perdiceras adultas son rapaces atadas a su territorio. Normalmente, viven en el mismo sitio toda su vida. Las parejas son fieles pues a su sitio de reproducción. El territorio de las águilas o el sitio de nidificación y las zonas de caza corresponden al dominio vital de la pareja. Los rituales de cortejos empiezan en otoño y se caracterizan por vuelos largos y aéreos en el transcurso de los cuales los pájaros ejecutan figuras en picados.

Generalmente, los nidos los colocan en grutas o cuevas, situadas en los dos tercios superiores de un acantilado. Es la hembra la que asegura lo esencial de la incubación, que dura entre 38 y 42 días. Es, pues, raro que la hembra abandone el nido. Y si lo hace, apenas se aleja de él. Los aguiluchos se quedan en el nido entre 50 y 65 días. Durante los primeros días después del nacimiento, la hembra se ocupa activamente de los jóvenes. Después, progresivamente su tiempo de presencia en el nido disminuye.

 
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